Cuando discutimos o sentimos tristeza, estrés, ansiedad o tensión, nuestra sensación de comer se dispara automáticamente, y busca algo con lo que se pueda relajar, por lo general comida, todo para relajar el estrés.
Así que ya tienes una razón más para tratar de alejar las discursiones de tu vida. A veces disminuir el ego es más importante que tratar de tener siempre la razón en todo, eso sí, cuando veas que algo no sea justo, trata de solucionarlo de una manera civilizada y tranquila.
Si la otra persona no desea dialogar sino discutir, ya no es culpa nuestra, porque dialogar con una persona en un estado alterado es muy complicado ya que por más razones que le des siempre tendrá una excusa para casi todo…
Si la otra persona no desea dialogar sino discutir, ya no es culpa nuestra, porque dialogar con una persona en un estado alterado es muy complicado ya que por más razones que le des siempre tendrá una excusa para casi todo…
Pero no sólo las discusiones aumentan nuestro deseo por comer, también lo hace el estrés y la ansiedad. Por ejemplo, si has tenido un día de trabajo muy agitado o estás a la espera de algo importante, este mecanismo puede igualmente activarse. Recuerda siempre que el estrés engorda.
Lo mejor para superar la sobreactividad mental a la que a veces nos exponemos, no es abrir tanto la nevera para comer cosas dulces. Descansa, prepárate un té o una infusión y escucha algo de música, esto te ayudará a superar los nervios de una manera sana y efectiva. Así evitarás que tengas que arrepentirte de que el estrés engorda.
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/article/el-estres-engorda
Facebook: https://www.facebook.com/davidmasajesterapiascomplementarias (David Bartolome Pires)